Este proyecto es una renovación del paisaje de una casa existente ubicada en las afueras de CDMX.

Se trata de una exploración formal y material de las líneas y el acero. Las líneas se convierten en superficies; las superficies se convierten en volúmenes. Esto se traduce en placas de acero plegadas, que se desprenden para generar escalones o jardineras. Las jardineras también presentan diferencias de altura para adaptarse a los distintos niveles de la casa existente o para permitir el acceso a áreas específicas. Todas las superficies horizontales están revestidas con piedra volcánica negra para combinar con el acero negro.

Las líneas siempre se encuentran tangencialmente con otras líneas que siguen trayectorias diferentes, creando un juego rico de geometría muy controlada que contrasta con la vegetación silvestre y descontrolada.